¡Llegó el día! Después de varios meses de venta de boletos a una módica cantidad de diez pesitos, era momento de saber quién iba a ser el afortunado ganador de la fabulosa cantidad de un mil pesos libres de impuestos!!!
Todavía nos faltaba vender algunos boletitos así que recurrimos a Mary. Después de unos segundos ya había arreglado una visita a servicios escolares y pudimos apreciar las habilidades de convencimiento de Mary. En cuestión de minutos ya había enbaucado a la mitad del personal administrativo de nuestra H. Institución, so pena de quedar como mala y despiadada persona en público. Con decirles que hasta Coty, la simpatiquísima jefa de personal del ITAM, nos compró. Su discurso de:
Todavía nos faltaba vender algunos boletitos así que recurrimos a Mary. Después de unos segundos ya había arreglado una visita a servicios escolares y pudimos apreciar las habilidades de convencimiento de Mary. En cuestión de minutos ya había enbaucado a la mitad del personal administrativo de nuestra H. Institución, so pena de quedar como mala y despiadada persona en público. Con decirles que hasta Coty, la simpatiquísima jefa de personal del ITAM, nos compró. Su discurso de:
Yo sé que eres una muy buena persona y que con sólo diez pesitos vas a apoyar a estos niños con sus estudios. Es una causa noble. Te estarán eternamente agradecidos y tú a ellos si ganas...
funcionó a la perfección. Como en media hora ya habíamos vendido todos los boletos que nos quedaban.
Todo estaba dispuesto: Ya estaban todos los boletos recaudados y en su respectiva cajita. La laboriosa captura de los datos de los participantes había concluido. La cantidad del premio ya había ingresado a las arcas nacionales. Sólo faltaba un detalle: ¿Quién iba a ser la mano santa? Obviamente July y yo estábamos descalificados y no podía ser nadie que ya hubiera comprado. En eso nos llegó una idea:
Todo estaba dispuesto: Ya estaban todos los boletos recaudados y en su respectiva cajita. La laboriosa captura de los datos de los participantes había concluido. La cantidad del premio ya había ingresado a las arcas nacionales. Sólo faltaba un detalle: ¿Quién iba a ser la mano santa? Obviamente July y yo estábamos descalificados y no podía ser nadie que ya hubiera comprado. En eso nos llegó una idea:
¿Y si le decimos al Dr. K?
¿Por qué no? Reunía todos los requisitos además de darle un aire institucional al sorteo. Así que Juliette consiguió al Dr. Kuhlmann, quien accedió (se dice atseder, no atsesar) muy amablemente, mientras yo terminaba de capturar los boletos recién vendidos.
Cuando por fin se acercaba el momento de la rifa, nos dirijimos a la oficina de Obi-Wan Kuhlnobi para encontrarnos con la sorpresa de que no estaba. Pero el susto no duró mucho, ya que venía muy sonriente por el pasillo. Hasta pareciera que los Procesos Aleatorios no existen... En fin, nos dirijimos al salón de Comercio Electrónico, donde nos esperaba una muy buena cámara IP que iba a grabar y dar fe y legalidad del sorteo.
En lo que estaba listo el chou, el Dr. K nos explicó por qué había salido de su oficina: Sacó un papel doblado del bolsillo de su camisa, mientras nos decía que su mano no era muy santa que digamos, jejeje... Desdobló el papel y nos mostró a una preciosa bebé de unos meses de edad, con unos ojos profundamente azules y una cautivadora sonrisa, de esas que sólo los bebés pueden hacer. Orgulloso nos presumió a su nueva nieta y nos dijo que la mano santa iba a ser la de ella. ¡Había ido a la impresora a color para imprimir la foto!
Ya una vez lista la cámara, y después de que nos informaron que no teníamos sonido, comenzó la rifa. A señas y gestos dimos a entender que el tercer boleto era el ganador, yo saqué el primero, July el segundo y Kuhlmann, y su nieta, el tercero y afortunado boleto ganador. Se generó una ronda de inaudibles aplausos y con esto terminó el Magno Sorteo de $1000 Libres de Impuestos...
Serge
Cuando por fin se acercaba el momento de la rifa, nos dirijimos a la oficina de Obi-Wan Kuhlnobi para encontrarnos con la sorpresa de que no estaba. Pero el susto no duró mucho, ya que venía muy sonriente por el pasillo. Hasta pareciera que los Procesos Aleatorios no existen... En fin, nos dirijimos al salón de Comercio Electrónico, donde nos esperaba una muy buena cámara IP que iba a grabar y dar fe y legalidad del sorteo.
En lo que estaba listo el chou, el Dr. K nos explicó por qué había salido de su oficina: Sacó un papel doblado del bolsillo de su camisa, mientras nos decía que su mano no era muy santa que digamos, jejeje... Desdobló el papel y nos mostró a una preciosa bebé de unos meses de edad, con unos ojos profundamente azules y una cautivadora sonrisa, de esas que sólo los bebés pueden hacer. Orgulloso nos presumió a su nueva nieta y nos dijo que la mano santa iba a ser la de ella. ¡Había ido a la impresora a color para imprimir la foto!
Ya una vez lista la cámara, y después de que nos informaron que no teníamos sonido, comenzó la rifa. A señas y gestos dimos a entender que el tercer boleto era el ganador, yo saqué el primero, July el segundo y Kuhlmann, y su nieta, el tercero y afortunado boleto ganador. Se generó una ronda de inaudibles aplausos y con esto terminó el Magno Sorteo de $1000 Libres de Impuestos...
Serge