Este día fue muy ajetreado y básicamente lo podría comparar con un viaje pasando por varias estaciones:
Muy por la mañana desperté, me bañé y salí con mi familia al desayuno sorpresa que le teníamos preparado a mi abuelito como festejo por sus 75 años!! El evento tuvo lugar en un restaurante llamado La Estación (sí, de ahí se me ocurrió el título), localizado en el Exhibimex de San Antonio. La comida estuvo muy buena, un buffet no muy extenso, pero de calidad. Para mi no muy escasa familia se rentó uno de los salones del lugar y vi nuevamente con mucho gusto a mis primos y tíos, a los cuales tampoco veo tan esporádicamente. Llegó mi abuelito y se sorprendió agradablemente al vernos a todos ahí entonando melódicamente Las Mañanitas. Después de desayunar abundantemente, y de platicar con Jimena y Roberto, nos fuimos a casa de mis abuelitos.
Una vez ahí, mi abuelito abrió sus regalos ante las curiosas y acostumbradas interjecciones de "Ooooh!" y "Aaaah!", las cuales acompañaban al descubrimiento de cada uno. Nosotros le regalamos un DVD difícil de conseguir, dado a su escasa demanda: "Asterix Conquista América". Es importante decir que mi afición por las historietas de este galo, su regordete y fuerte amigo Obelix, su aldea de irreductibles compañeros y los graciosos romanos comenzó, como muchos otros de mis hobbies y aficiones, en gran parte gracias a mi abuelito. Muchos dicen que tenemos el mismo carácter de guardar y coleccionar hasta las cosas más inimaginables, supongo que sí lo heredé de él.
Después de un rato, proseguí a mi tercera parada ese día: una tarde de estudio en casa de Thalia. Siempre estudiar en su casa es muy agradable, pero esta vez nos enfrentaríamos ante una materia, de la cual sólo sabemos con certeza y absoluta seguridad que no sabemos nada: Procesos Aleatorios. ¡Tan bien que íbamos! El día se ensombreció bajo la función de densidad de probabilidad, las Gaussianas, la media y la varianza, las marginales e infinidad de términos que no deberían nunca mencionarse en una soleada tarde de domingo. Aún bajo el yugo de semejante tarea, nuestro ambiente de estudio ha sido siempre muy bueno y la convivencia con Thalia, Julieta, Rob y Chris siempre es garantía de un buen rato, risas, tonterías, jodencia y diversión en general. También seguí comiendo con singular alegría, ya que ahora se presentó ante mí la tan suculenta arrachera que hacen cerca de casa de Thalia. Estudiamos toda la tarde, con un avance muy modesto, pero por lo menos es un avance. Ya mañana tendremos que ingeniárnoslas para avanzar aún más rapidamente.
Después del arduo estudio, que comenzaba a distraerse por el sonido lejano desde la televisión de la entrega de los Óscares, salí hacia mi última parada del día. Tenía que ir a recoger a mi hermano de casa de Jimena y Roberto (luego haré una nota aclaratoria de toda la bola de Robertos a los que conozco). En casa de mis primos vimos un rato los Óscares (con el tan molesto doblaje de televisión abierta), otro rato el primer programa de la cuarta generación de la Academia. Y así regresamos a nuestra casita.
Mañana veré qué tanto más se avanzó en el estudio, mientras tanto, tendré que leer Ideas...
Serge
La vejez tiene dos ventajas: dejan de dolerte las muelas y se dejan de escuchar las tonterías que se dicen alrededor. George Bernard Shaw
Muy por la mañana desperté, me bañé y salí con mi familia al desayuno sorpresa que le teníamos preparado a mi abuelito como festejo por sus 75 años!! El evento tuvo lugar en un restaurante llamado La Estación (sí, de ahí se me ocurrió el título), localizado en el Exhibimex de San Antonio. La comida estuvo muy buena, un buffet no muy extenso, pero de calidad. Para mi no muy escasa familia se rentó uno de los salones del lugar y vi nuevamente con mucho gusto a mis primos y tíos, a los cuales tampoco veo tan esporádicamente. Llegó mi abuelito y se sorprendió agradablemente al vernos a todos ahí entonando melódicamente Las Mañanitas. Después de desayunar abundantemente, y de platicar con Jimena y Roberto, nos fuimos a casa de mis abuelitos.
Una vez ahí, mi abuelito abrió sus regalos ante las curiosas y acostumbradas interjecciones de "Ooooh!" y "Aaaah!", las cuales acompañaban al descubrimiento de cada uno. Nosotros le regalamos un DVD difícil de conseguir, dado a su escasa demanda: "Asterix Conquista América". Es importante decir que mi afición por las historietas de este galo, su regordete y fuerte amigo Obelix, su aldea de irreductibles compañeros y los graciosos romanos comenzó, como muchos otros de mis hobbies y aficiones, en gran parte gracias a mi abuelito. Muchos dicen que tenemos el mismo carácter de guardar y coleccionar hasta las cosas más inimaginables, supongo que sí lo heredé de él.
Después de un rato, proseguí a mi tercera parada ese día: una tarde de estudio en casa de Thalia. Siempre estudiar en su casa es muy agradable, pero esta vez nos enfrentaríamos ante una materia, de la cual sólo sabemos con certeza y absoluta seguridad que no sabemos nada: Procesos Aleatorios. ¡Tan bien que íbamos! El día se ensombreció bajo la función de densidad de probabilidad, las Gaussianas, la media y la varianza, las marginales e infinidad de términos que no deberían nunca mencionarse en una soleada tarde de domingo. Aún bajo el yugo de semejante tarea, nuestro ambiente de estudio ha sido siempre muy bueno y la convivencia con Thalia, Julieta, Rob y Chris siempre es garantía de un buen rato, risas, tonterías, jodencia y diversión en general. También seguí comiendo con singular alegría, ya que ahora se presentó ante mí la tan suculenta arrachera que hacen cerca de casa de Thalia. Estudiamos toda la tarde, con un avance muy modesto, pero por lo menos es un avance. Ya mañana tendremos que ingeniárnoslas para avanzar aún más rapidamente.
Después del arduo estudio, que comenzaba a distraerse por el sonido lejano desde la televisión de la entrega de los Óscares, salí hacia mi última parada del día. Tenía que ir a recoger a mi hermano de casa de Jimena y Roberto (luego haré una nota aclaratoria de toda la bola de Robertos a los que conozco). En casa de mis primos vimos un rato los Óscares (con el tan molesto doblaje de televisión abierta), otro rato el primer programa de la cuarta generación de la Academia. Y así regresamos a nuestra casita.
Mañana veré qué tanto más se avanzó en el estudio, mientras tanto, tendré que leer Ideas...
Serge
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